divendres, 20 de juny del 2008

Proyecto de reintroducción de Foca monge en MAllorca y Cataluña

ROSA FERRIOL. PALMA. Si todo va bien, un viejo amigo del mar balear podría volver a nadar en nuestras aguas transparentes. Se trata del vell marí, una especie que desapareció a mitad del siglo XX a causa de la "persecución directa que sufrió". En la presentación del libro El vell marí, una absència reversible, el conseller de Medio Ambiente, Miquel Àngel Grimalt, avanzó que su departamento contribuirá a recuperar la foca monje e intentará, "si es viable", reintroducirla en las islas. Por ello, la Conselleria ha propuesto al Ministerio impulsar un plan global sobre esta especie en el Mediterráneo occidental ya que dicho animal se extinguió recientemente de la costa de Marruecos, aunque es posible que algún ejemplar todavía sobreviva en Argelia.El conseller explicó que este proyecto permitiría evaluar la posibilidad y conveniencia de llevar acabo iniciativas para reintroducir en nuestras aguas el vell marí, que supone la extinción más reciente de la fauna insular. Sin embargo, destacó que lo prioritario es proteger y conservar este ejemplar. "El buen estado medioambiental del mar balear deben servir para crear el hábitat adecuado para reintroducirlo", explicó Grimalt. El autor del libro, Joan Mayol, jefe del Servicio de Protección de Especies, señaló que Cabrera, el norte de Menorca y la costa de Artà son los espacios marinos que servirían para recuperar la foca monje, "un animal que se caracteriza por su gran movilidad ya que puede pasar varias semanas en el mar aunque necesita la tierra para reproducir". Mayol además resaltó la existencia de importantes reservas marinas también favorecería su recuperación.La foca mediterránea figura en la lista de las diez especies con mayor riesgo de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El titular de Medio Ambiente puntualizó que la recuperación de este viejo amigo del mar balear sería posible gracias al "cambio de mentalidad social respecto a la natura, una situación muy diferente de los años 50". Mayol recordó que la principal causa de la desaparición del vell marí en las islas fue "la persecución de esta especie". De hecho, la imagen que ilustra esta página corresponde a "la última foca monje de Balears, que fue abatida a tiros por un Guardia Civil en Cala Tuent en abril de 1958".El autor de la obra explicó que hace unos diez días un equipo de la Conselleria se trasladó a Grecia para presenciar la liberación de un ejemplar recuperado. "Se demostró que en Grecia se mantiene una población importante con un mar biológicamente mucho más pobre que el balear. Por tanto, es posible que el vell marí viva en las islas", explicó Mayol. Según sus datos, en las costas de Grecia y Turquía hay entre 200 y 300 focas monjes. Una ausencia reversibleEl vell marí, una absència reversible, obra de Joan Mayol, es el cuarto volumen de la colección Galería Balear de Especies, que anteriormente publicó libros sobre el buitre negro, el ferreret y las lagartijas de las islas. La publicación, editada por Baltar & Associats, recoge medio centenar de imágenes de vells marins capturados en las islas y de otros ejemplares que habitan en las costas de Grecia, Turquía y Sáhara. Manu Sanfélix y Francesc Avellà son dos de los diez fotógrafos que han aportado el material que ilustra esta publicación, que puede adquirirse en las librerías por 15 euros.Con la colaboración de Fundació Territori i Paisatje, Medio Ambiente tiene previsto para primavera o verano una exposición itinerante sobre esta especie.

Un Vell marí per Mallorca

Medio Ambiente confirma en un 90% que el animal visto el domingo por un submarinista podría tratarse de una foca monje
I.OLAIZOLA. PALMA. "Por sus dimensiones, entre 2,80 y 3 metros, y su color blanco y la completa inmovilidad en la que se mantenía, pensé que se trataba de algún tipo de cetáceo muerto. Estaba quieta, relajada, como si estuviera dormida. Pero, cuando me estaba acercando, se giró de repente y me miró con su gran boca abierta. Aunque me sobresalté y me aparté, en ningún momento mostró una actitud agresiva".Este es parte del relato de Alvaro Garí, el privilegiado submarinista que el domingo pudo contemplar a un vell marí en una pequeña gruta de un lugar de la costa mallorquina situado entre los municipios de Calvià y Valldemossa, ubicación exacta que el conseller de Medio Ambiente, Miquel Àngel Grimalt, no quiso desvelar al tiempo que insistía en pedir prudencia: "es muy importante no molestarlos, no acercarse a más de cien metros y, en caso de que lo hagan ellos, dejarles hacer. Por eso pido prudencia y respeto para este ejemplar que ha aparecido en nuestras costas y que, en estos momentos, podemos decir a un 90% que se trata de un vell marí". El conseller reveló además que desde el mes de mayo se han producido cuatro avistamientos de este ejemplar, todos ellos en el tramo de costa mencionado."Todo empezó cuando un grupo de submarinistas alemanes me alertaron de que había algo en la cueva. Me sumergí y fui a ver de qué se trataba. Cuando se giró y me vio, me semioculté en una roca situada a la entrada de la gruta, una oquedad situada a unos cinco metros de profundidad, y desde allí pude contemplar como nadaba en su interior a lo largo de unos diez minutos. Le hice fotos pero la visibilidad en el interior de la cueva era muy mala", afirmaba ayer Garí mostrando unas imágenes en las que apenas se intuía el ejemplar."Todo acabó cuando se acercó un compañero y la foca pareció percatarse de su presencia y escapó rápidamente, a una gran velocidad. Ya no la vimos más", concluyó su relató el submarinista.Por su parte, Grimalt insistió en pedir prudencia y respeto a todos los particulares que vean al ejemplar de foca monje al tiempo que reclamaba su colaboración instándoles a comunicar estos avistamientos bien a la conselleria de Medio Ambiente o a la conselleria de Pesca."Todavía no sabemos si se trata de un vell marí o de un foca atlántica, pero tras analizar las imágenes que nos ha facilitado Garí podríamos asegurar en un 90% que se trata de un vell marí, especie que desapareció de nuestro litoral ahora hace cincuenta años", recordó el conseller.Grimalt recalcó que, cuando se determine el sexo del ejemplar aparecido en aguas mallorquinas, éste hecho podría favorecer futuros convenios con otros países donde pervive este mamífero marino para conseguir ejemplares con los que intentar una reintroducción en Balears.Joan Mayol, jefe del servicio de Protección de Especies de la conselleria de Medio Ambiente, pese a que bromeó sobre el hecho de que el vell marí ha optado por la franja costera mencionada, indicó que Cabrera sería el lugar idóneo para esta reintroducción, sitio con el que coincidió Patricia Arbona, directora general de Pesca, junto a la reserva del Migjorn. "Es una noticia cargada de ilusión", resaltó.Mayol señaló que se desconoce de donde proviene el animal aunque reveló que la mayoría de los quinientos ejemplares de esta especie en grave peligro de extinción se hallan en Mauritania, Marruecos, Madeira y en Grecia y Turquía en el Mar Egeo.

dilluns, 16 de juny del 2008

Altos niveles de mercurio contribuyen a la elevada mortalidad de delfines

ScienceDaily (Jun. 11, 2008) — Monash University research into heavy metal contaminant levels in dolphins from Port Phillip Bay and the Gippsland Lakes has revealed high mercury levels may be a contributing factor to dolphin deaths.
Researchers from the School of Biological Sciences have confirmed levels of mercury found in the dolphins were within a range considered to cause negative health and mental effects and were higher than mercury levels found in populations around the world.
Supervisory researcher Dr Ross Thompson said the mercury concentrations in 20 live and eight dolphins which died after becoming stranded, collected over the last two years, were measured by Honours student Alissa Monk. Levels in the dead dolphins averaged 3.45 milligrams of mercury per kilogram of tissue compared to 1.32 mg/kg in living dolphins.
"Mercury levels detected are sufficient to cause significant health impacts and were comparable to those found in areas of the world that are considered highly polluted, including the Mediterranean Sea," Dr Thompson said.
Mercury has been shown in previous national studies to bioaccumulate in dolphins, but this is the first study to find particularly high levels in stranded animals in coastal Victoria. Bioaccumulation is the food chain process whereby smaller fish containing mercury are eaten by larger mercury contaminated fish, which are then consumed by dolphins, who can consume up to ten kilograms of fish a day. Mercury levels found in fish were considered low (<0.5 mg/kg) and were fine for human consumption.
"Dolphins may be becoming stranded as a direct consequence of mercury contamination which damages their neurological system. They become potentially confused and disorientated, and strand themselves. Even the apparently healthy dolphins had high levels of mercury which put them at risk of future health complications," Dr Thompson said.
Dr Thompson said mercury is likely to have come from the sediments of the Bay and researchers are concerned that dredging activities may increase the dolphins' exposure.
"Sediment contains mercury, which is likely to have originated from historical gold mining sites where mercury was used in gold processing, as well as from other industrial sources. Over time, the mercury has been washed down through waterways, including the Yarra River, and come to rest on the bottom of the Bay," Dr Thompson said.
Dr Thompson said it was critical that further studies were done throughout the bay dredging process to ensure any further decline in dolphin health could be identified and managed.
The School of Biological Sciences research was supported by Coastcare, West Gippsland CMA, the Gippsland Lakes Board and the Dolphin Research Institute.